No permitan que los prejuicios obstaculicen el amor hacia sus semejantes de otras partes del mundo, aquellos que provienen de culturas distintas a las suyas.
Es fundamental abrir el corazón y reconocer la riqueza que la diversidad cultural aporta a la vida. Al aceptar y valorar las diferencias, fortalecemos los lazos de fraternidad y entendimiento entre todos los habitantes de este planeta. La verdadera grandeza reside en la capacidad de amar y respetar a quienes son diferentes, reconociendo que, a pesar de las variaciones, todos ustedes son parte de la misma humanidad.